sábado, 25 de diciembre de 2010

Crónicas de funciones: Rosenkavalier, Teatro Real, 19/12/2010

En primer lugar debo decir que El caballero de la rosa es una obra magnífica, que gana mucho en directo. Me sigue resultando un pelín larga, algunos momentos de enredo son reiterativos. Pero en general es una obra deliciosa.

Musicalmente, Tate hizo una labor magnífica. La orquesta del Real sonaba empastadísima, nítida, con presencia, con mil detalles. En fin, deliciosa. Que siga así. Tate salió a saludar al final. Impresionante la fuerza que emana de él.

La puesta en escena de Wernicke y cia. es una gran propuesta, que en directo pierde algo de la genialidad que mostraba en dvd, ya que el juego de espejos no funciona siempre bien, según la ubicación del teatro en la que uno se encuentre. También era mejorable algún detalle de la dirección escénica. Pero bueno, en resumen, una propuesta notabilísima.

Vocalmente:

Schwanewilms, como la Mariscala: todo un descubrimiento escuchar a esta mujer en directo. La voz es de una belleza hipnótica. Inlcuso esos sonidos fijos que aparecen a veces en el registro agudo tienen un atractivo singular, porque son fijos pero vuelan. La voz no es pequeña. En todo momento la escuché perfectamente desde las butacas de delantera. La voz está bien proyectada, controlada al milímetro. Y como Mariscala fue sensacional, paladeando el monólogo, primero, y con sus intervenciones en el tercer acto, después. Maravillosa.

J. Di Donato, como Octavian: me gustó muchísimo. En general, estuvo intachable, tanto en lo vocal como en lo escénico. Quizá alguna subida al agudo un tanto descontrolada y algún grave comprometido, muy esporádicamente. Pero en general, sobresaliente.

O. Sala, como Sophie: empezó soberbia en la entrega de la rosa, pero fue a menos, aunque fue capaz de remontar para el trío y la escena final. Me esperaba algo bastante peor, y la verdad es que el control vocal en la entrega de la rosa fue soberbio.

Hawlata, como Ochs: a ver cómo lo digo... Es un cantante infame. Pero este papel pide un "canto" tan singular. Es evidente que el papel se puede leer de forma ortodoxa, pero Hawlata no hace nada que no hiciera un Edelmann. Es decir, un Ochs grotesco, zafio, demasiado hablado y poco cantado, lleno de sonidos feos, rebuscados. Pero, para qué engañarnos, en este papel todas esas heterodoxias me molestaron menos. Si estuviese haciendo un Leporello o cualquier rol italiano, en fin, cualquier otro papel, el despropósito habría sido total. Pero en un papel como el de Ochs, francamente creo que el horror fue matizable.

Zapata, como el cantante italiano: muy justito. El pasaje no hacía ese "click" necesario, y el agudo no terminaba de entrar, crecer y proyectarse. Digamos que el agudo "tocaba" los resonadores pero no los utilizaba. En fin... la voz es buena, tiene cuerpo, presencia, pero técnicamente ese pasaje no le da ningún juego. Sufrí un poco con sus subidas al agudo, ya digo. Mejorable.

L. Nouri, como Faninal: desde ya debo decir que Nouri es un gran actor y para nada una voz menor, como a veces se sugiere. Va más que bien por arriba y por abajo. Un barítono francamente mejor que unos cuantos que han pasado por el Real. Sus breves intervenciones fueron intachables.

En resumen, pues, una función de un nivel musical notable, disfrutable, con un reparto estupendo, salvo leves lagunas, y con una puesta en escena con marcada personalidad.


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Audio y reflejo en prensa de la presentación discográfica de "Amor aumenta el valor"

Queremos agradecer la presencia de todos los que nos acompañaron ayer en la presentación de la grabación de Amor aumenta el valor de Nebra, junto a Luis Antonio González, director de Los Músicos de su Alteza, y M.ª Eugenia Boix, soprano.

El acto se refleja hoy en la prensa local:



Os dejamos el audio de la sesión, para quienes no pudieran acercarse ayer:

Parte 1:

Parte 2:



martes, 14 de diciembre de 2010

Presentación de la grabación de "Amor aumenta el valor". Encuentro con Los Músicos de su Alteza.

La Asociación Aragones de la Ópera Miguel Fleta ha organizado un encuentro con Los Músicos de su Alteza para presentar su grabación de "Amor aumenta el valor", de Nebra. Se ha programado así un encuentro con Luis Antonio González (director de Los Músicos de su Alteza) y M. ª Eugenia Boix (soprano), que tendrá lugar el día 21 de diciembre, martes, a las 19:00 horas en el Salón de Actos del Museo Camón Aznar Ibercaja en Zaragoza.

Estáis todos invitados. Será un placer encontrarnos de nuevo para charlar y escuchar juntos a Nebra.

Descargar invitación


domingo, 12 de diciembre de 2010

Crónicas de funciones: Tosca, Florencia, 9/12/2010

Función del día 9 de diciembre de la Tosca pucciniana. Con un reparto, que según se indicaba era Violeta Urmana (Tosca), Marco Berti (Mario Cavaradossi) y Ruggero Raimondi (Scarpia) en los principales roles. Como secundarios Alessandro Guerzoni (Angelotti), Fabio Previati (Sacristán) y Carlo Bossi (Spoletta). Con la Orquesta y Coros del Maggio Musicale Fiorentino, todos ellos dirigidos por Zubin Metha.

Cuando ya estábamos todos acomodados en nuestras localidades y el director al frente de la orquesta, desde la embocadura del Teatro salió el director del mismo, para indicar que Marco Berti no iba a actuar porque le era imposible cantar. En su lugar otro tenor italiano, Walter Fraccaro iba a representar a Mario Cavaradossi. Este tenor estaba en Florencia dando unos cursos y le ofrecieron la posiblidad de cantar Tosca, mientras durase la indisposición de Berti.

La orquesta sonó fantástica, bien dirigida -sin partitura- por Metha que cuidó a los cantantes, matizando los instrumentos, llevando a momentos de gran exquisited la música de Puccinni. Un gran conjunto que junto a Urmana fue lo mejor de la velada. (por cierto, orquesta que viene con su director a Zaragoza en enero de 2011).

Urmana, cálida, con un gran volumen de voz, buena actriz y buen suicidio, pero a veces un poco áspera en sus agudos, recibió los mayores bravos de la noche y su voz potente se comió a Raimondi y a Fraccaro. Éste fue un tenor correcto durante toda la representación. Y Raimondi, ante todo fue un gran actor que en algún momento cantó -quien tuvo retuvo- aunque mayoritariamnete recitaba con musicalidad pero al que el públicó italiano braveó al finalizar el segundo acto. Aun así una voz que desde la fila quinta del patio de butacas sobresalía ante el buen y atinado coro al finalizar el primer acto, eso sí adelantándose siempre a la música. De los comprimarios señalar que cumplieron sobradamente con sus roles. La regia -de Mario Pontiggia- clásica, totalmente clásica se dejó ver sin sobresaltos.

En resumen, Metha, Urmana y la Orquesta nos ofrecieron una excelente Tosca.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Crónicas de funciones: Amor aumenta el valor, de Nebra, Auditorio de Zaragoza, 10/12/2010

El pasado viernes Los Músicos de su Alteza pusieron en escena, en versión concierto, la ópera (estrictamente un "dramma armónica") "Amor aumenta el valor" (1728) del compositor aragonés José de Nebra. Se trata de una música singular, inspiradísima, una sucesión de números geniales y bellísimos que narran un episodio acaecido al calor de la defensa de Roma ante el cerco etrusco, comandado por Porsena. No hay que olvidar que estamos ante una obra inédita, que Luis Antonio González se ha encargado de desempolvar y revitalizar, para ofrecernos una visión virtuosa e inspirada de una música genial. Tan sólo se conserva la primera jornada, de las tres previstas en el encargado que la corte lisboeta hiciera a los italianos Jaime Facco y Felipe Falconi, además de al citado José de Nebra.

Deliciosa la voz de M.ª Eugenia Boix, especialmente inspirada en el aria "Sopla el bóreas irritado", una página del último cuadro llena de virtuosismo. Y sobresaliente el Horacio de Olalla Alemán, bravísima en el aria "Ay, amor, ay, Clelia mía". Ambas sopranos nos encandilaron fundiendo sus voces en el último número, el dúo "Prestad aliento" con el que se cierra la obra. Igualmente estupendas la mezzo Marta Infante, en su breve pero ardorosa intervención, y la soprano Agnieszka Grzywacz, esforzada en matizar el texto hasta el punto de no quedar rastro en su dicción de sus orígenes polacos. Y estupendos actores Ana María Otxoa e Iñigo Casalí, los "graciosos" de esta obra.

La formación musical que comanda Luis Antonio González progresa a pasos agigantados y posee ya un sonido digno de considerarse entre los grandes grupos musicales europeos dedicados a este repertorio. Es un lujo para esta tierra contar con unos músicos de semejante profesionalidad.

De propina, "La casa de campo", una sucesión de pequeñas piezas, elaborando melodías populares, que el propio Nebra compusiera 28 años después de "Amor aumenta el valor". Una pieza divertida que puso colofón a una noche de música con mayúsculas.

Estupendo el guiño de Luis Antonio González, explicando al comienzo de cada cuadro, brevemente, las líneas básicas del argumento a desarrollar, supliendo así la ausencia de un resumen de la obra en el programa de mano.

Y, en resumen, una deliciosa noche de música, no sólo hecha con calidad, sino con pasión, con verdadera devoción, tal y como era evidente en los rostros de los intérpretes, que disfrutaron tanto con la velada como quienes acudimos a escucharles.

Horacio: Olalla Alemán (soprano)
Clelia: M.ª Eugenia Boix (soprano)
Porcia: Soledad Cardoso (soprano)
Livio: Agnieszka Grzywacz (soprano)
Porsena: Marta Infante (mezzosoprano)
Calfurnia: Ana María Otxoa (soprano)
Mimo: Iñigo Casalí (tenor)

Los Músicos de su Alteza
Dirección: Luis Antonio González


fdo. Spinoza

* * *

El próximo día 21 de diciembre, la Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta ha previsto una presentación pública de la grabación comercial de "Amor aumenta el valor" por Los Músicos de su Alteza y el citado grupo de cantantes. En concreto, se ha previsto un encuentro con Luis Antonio González, director de Los Músicos de su Alteza, y con Eugenia Boix, una de las sopranos implicadas en el proyecto. El acto tendrá lugar el citado día 21 a las 19:00 horas, en el Museo Camón Aznar de Zaragoza.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Nacimiento de Miguel Fleta

Tal día como hoy, en 1897, nació Miguel Fleta, uno de los más grandes tenores del pasado siglo XX y el cantante que da nombre a nuestra Asociación. Vaya desde aquí nuestro más grato recuerdo hacia el maestro Fleta.

martes, 23 de noviembre de 2010

Crónicas de funciones: La del Soto del Parral, Teatro de la Zarzuela, 18 de noviembre.

La del Soto del Parral, música de Reveriano Soutullo y Juan Vert. Libro de Luis Fdz. de Sevilla y Anselmo C. Carreño.

Asistí a la función del pasado jueves día 18, en el Teatro de la Zarzuela. El reparto encabezado por Ana Ibarra -Aurora-, César San Martín -Germán- y Antonio Gandía -Miguel- en los principales papeles. Y en los secundarios, Aurora Frías -Catalina-, Didier Otaola -Damián- y Luis Álvarez -Tío Sabino- y Luis Varela -Tío Prudencio-.
Coro del Teatro de la Zarzuela y Orquesta de la Comunidad de Madrid, dirigida por Rubén Gimeno.

Zarzuela, en dos actos, estrenada en 1927 en el Teatro Latina de Madrid y compuesta con gran lirismo musical. Una pieza importante en el repertorio zarzuelístico español con romanzas, dúos, concertantes y conjunto coral que han pasado a la memoria del colectivo ciudadano, especialmente el papel del barítono que lo encarna Germán. Un destacadísmo papel que los compositores mimaron y le dedicaron una buena partitura.

De los cantantes principales cabe señalar que Ana Ibarra nos deleitó con un molesto vibrato en sus agudos; el tenor Gandía correcto y mal actor, aunque se llevó una larga ovación y algún que otro bravo, sobre todo en la romanza "Fuerza que me vence", romanza que fue suprimida en el estreno por los autores y reconvertida en "El último romántico". Y algo mejor estuvo San Martín en su papel de Germán. Un gran papel de barítono si éste es correspondido por una buena voz; no fue el caso.

La orquesta en algún momento de bella musicalidad, especialmente las cuerdas, aunque los metales sonaron atronadores. Realmente malos para una orquesta profesional. En cambio el coro excepcional, una gran noche por su parte, al igual que los secundarios, especialmente Álvarez, Otaola y Luis Varela.

Buena puesta en escena de Ricardo Sánchez con un agradable soto segoviano que enmarcaba toda la función. Como aspecto negativo visual, un árbol que al que le cubría un ¿plástico? en sus ramas altas y un momento de natación sincronizada donde aparecían varias piernas sobresaliendo del suelo-soto del escenario ¿?

Una más que correcta velada, con un teatro que rozaba el lleno. Realmente esta zarzuela es de la más brillantes de la década de los años veinte. Se deja ver y sentir.

johnny guitar


lunes, 22 de noviembre de 2010

Crónicas de funciones: Il Corsaro, ABAO, 13 de noviembre.

Nuevos Valores

Por Javier del Olivo

Bilbao, 13/11/2010. Palacio Euskalduna. Giuseppe Verdi. Il Corsaro. Libreto de Francesco Maria Piave basado en The Corsair de George Byron. Lamberto Puggelli, dirección de escena, Marco Capuana escenografía. Vera Marzot, diseño de vestuario. Andrea Borelli, iluminación. Bruno Ribeiro (Corrado). Silvia Dalla Benetta (Gulnara). Kristin Lewis (Medora). Luca Salsi (Seid). Miguel Ángel Zapater (Giovanni). Alberto Núñez (Esclavo y Eunuco). Giorgi Meladze (Selimo). Coro de Ópera de Bilbao, Boris Dujin, director del Coro. Orquesta del Teatro Regio de Parma. Renato Palumbo, director musical. Producción: Fondazione Teatro Regio di Parma y Fondazione Carlo Felice di Genova. 59 Temporada de la ABAO.

No se las prometían muy felices los aficionados que el pasado sábado día 13 acudieron al Palacio Euskalduna a la representación de Il Corsaro, de Giuseppe Verdi, dentro de la 59 temporada de la ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera). Hace unas semanas se habían caído del reparto las dos figuras más destacadas: Maria Guleghina y Fabio Armiliato. Este último tuvo el detalle de dar públicamente explicaciones de su ausencia en la página web de la Asociación. Se buscó, para sustituirles, a los protagonistas de la versión de la ópera representada en el 2008 en el Festival Verdi de Parma. Dos desconocidos, Bruno Ribeiro y Silvia dalla Benetta, sin un renombre internacional, que, sin embargo, protagonizaron, junto al bajo Luca Salsi, una de las mejores noches verdianas desde que comenzó el 'Tutto Verdi'.

Il Corsaro, basado en la obra homónima de Lord Byron, cuenta las peripecias de Corrado, siempre en busca de aventuras luchando contra el musulmán, y que deja abandonada en su país a su amada Medora. En una de sus incursiones salva del incendio del harén a la favorita del Pachá, Gulnara, pero cae prisionero. Gulnara, enamorada de él, lo libera e intenta que Corrado mate al tirano, pero como no lo consigue, lo hace ella misma. Huyen juntos al país del corsario, donde se desencadena la tragedia: Medora, desesperada por la ausencia de Corrado, ha ingerido veneno; Corrado, al ver morir a su amada, se arrojará al mar. Este argumento, claramente romántico, y pergeñado por Francesco Maria Piave, sigue con bastante exactitud el relato de Byron, aunque, como bien señala Heather Hadlock en el artículo que acompaña al programa general de la temporada, el papel de Gulnara, esclava homicida, es tratado por Piave y Verdi de una manera bastante más tolerante: Byron cargaba las tintas en el carácter negativo del personaje por lo deshonroso de sus actos al rebelarse y matar a su señor mientras está dormido, mientras que en la ópera ese aspecto apenas aparece resaltado, justificando, en cierta manera, el crimen, por la situación en que se encuentra el personaje.

Il Corsaro es una auténtica ópera de "galeras", la época en la que Verdi realizó más obras que seguían las condicionantes de la época, y que se han considerado tradicionalmente bastante escasas de inspiración creativa. Pero aquí está el Verdi que ya hemos visto enMacbeth y el que veremos en Rigoletto. Es una obra escasamente representada, debido al poco atractivo de su argumento. Pero, cantada por buenos profesionales (valga como ejemplo la grabación con Carreras, Norman y Caballé), se escucha con placer, y este fue el caso el pasado sábado. Realmente fue una representación donde brillaron por encima de todo las voces.

Principalmente, la del tenor portugués Bruno Ribeiro, un cantante que, si sigue así, tiene un espléndido futuro por delante. Desde su primera aria, que abre la obra, demostró un dominio total de sus amplios recursos vocales. Posee un timbre muy atractivo, con un metal bruñido y una proyección amplia. Si bien se le puede encontrar algún leve problema en la zona de paso al agudo, se compensa cuando éste brilla sin mácula y bien sostenido. En la escena de la prisión supo moderar sus fuerzas, y demostrar que no solo tiene potencia, sino que sabe cantar en piano. Un verdadero hallazgo que el público de la ABAO, generalmente poco expansivo, agradeció con sonoros y prolongados aplausos. Más curtida, más madura e igualmente excelente estuvo Silvia dalla Benetta como Gulnara. En ningún momento flaqueó su voz, siempre limpia, de bello y amplio centro y punzante agudo, sin olvidar una zona baja perfectamente trabajada. Expresiva y dúctil, entusiasmó en todo momento.

Como auténtico barítono verdiano se confirmó Luca Salsi como Seid, el Pachá. En sus arias estuvo muy convincente, derrochando potencia y poderío, dominando perfectamente el canto que siempre imprime Verdi a sus páginas baritonales. Creó perfectamente con sus gestos y su voz la brusquedad del tirano, y recibió, como sus compañeros, calurosos aplausos. El otro papel femenino, si no principal, de gran relevancia, es el de Medora. Sobre todo en el primer acto tiene una bella aria seguida de su cabaletta que una buena soprano lírica puede bordar. No fue el caso de la estadounidense Kristin Lewis, que no convenció en su intervención. Con unas coloraturas de pocos vuelos, inaudible en algunos pasajes, y siempre poco segura, fue lo más flojo del reparto, aunque se recuperó algo en su corta intervención al final de la obra. Poco destacados los comprimarios Miguel Ángel Zapater como Giovanni, Alberto Nuñez, que doblaba como Esclavo y Eunuco, y Giorgi Meladze como Selimo.

Verdi mima los coros en sus obras, e Il Corsaro no es una excepción. Sobre todo las cuerdas masculinas del Coro de Ópera de Bilbao pudieron lucirse ampliamente. No tiene papel tan destacado el coro femenino, que quedó un poco apagado. Pero todo el conjunto recibió el aplauso del público junto a su director, Boris Dujin.

Renato Palumbo domina este repertorio con auténtica soltura, y volvió a demostrarlo aquí. Pecando en algún momento puntual de imprimir ritmos endiablados, estuvo siempre muy atento a sus cantantes, moderando la orquesta para dejar que esas bellas voces corrieran por todo el teatro. Bien empastada y perfecta conocedora de la partitura se mostró la siempre solvente Orquesta del Teatro Regio di Parma, que se encuentra como pez en el agua en este repertorio.

La dirección escénica, procedente del Regio de Parma y del Carlo Felice de Génova, estuvo a cargo del veterano Lamberto Puggelli, que movió bien a actores y coro, y que consiguió que resultara muy convincente la escena de la batalla, donde destacó el trabajo del maestro armero Renzo Musumeci Greco. Mucho menos brillante la escena de la prisión, donde hizo moverse a los protagonistas por una maraña de cuerdas colgantes que recordaban a ciertas películas de aventuras africanas. También interpretó libremente el libreto al hacer que Gulmara se suicidara al final de la obra, cuando no se especifica originalmente. Poco imaginativos los decorados de Marco Capuana, muy basados en velas que subían y bajaban, recurso que resultó algo pesado. Situó la mayoría de las escenas en cubiertas de barcos para resaltar el espíritu aventurero de la obra. Excelente la iluminación de Andrea Borelli, muy adecuada en todo el discurrir de la trama, y bien el diseño de vestuario de Vera Marzot, sobre todo para los hombres, ya que cayó un poco en tintes estereotipados en el de las odaliscas del harén.

Cuando pocos aficionados daban algo por estas representaciones (a las que, por cierto, acudió público de fuera de nuestras fronteras, dada la rareza del título), los responsables artísticos de la ABAO han conseguido uno de los mejores repartos verdianos de los últimos cinco años. Enhorabuena.

© 2010 by E. Moreno Esquibel/ABAO

* Crónica publicada en Mundoclasico y cedida por su autor para nuestro blog:

http://www.mundoclasico.com/2009/documentos/doc-ver.aspx?id=5326797f-407b-4c9d-8645-eac8b500c53a


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Novedades discográficas: Habanera, de Elina Garança

Estupenda idea de la DG de consagrar en un recital en estudio lo que hasta ahora habían sido guiños en recitales de la mezzo letona a un repertorio que necesita glitter e impulso internacional. El hilo conductor del heterogéneo programa es la seducción, el aroma gitano y la música española: un producto, en definitiva, original y con tirón.

Garanca tiene un instrumento maravilloso, mórbido, rico en toda la tesitura, amplio y en este disco lo luce. Por otro lado, es musical, canta con gusto y tiene una sutil forma de conectar, siempre elegante. Una de las mejores cantantes de la actualidad sin duda alguna, de las que crean afición, a pesar de la paradoja Garanca.

Pero en este disco flaquea por muchos sitios.

Por un lado le falta ligereza en el centro, centro-grave, para un repertorio que es todo gracia y agilidad. En la Canción de Paloma la voz le pesa un poco, no digamos ya en el De España Vengo (que deciden hacerlo lentísimo y solemne, supongo que para que pueda hacer las agilidades medianamente decentes). Viene de España, pero en procesión.

Ése es otro problemón: la agilidad es siempre aproximada, a veces incluso totalmente emborronada (en el De España vengo es especialmente evidente). Seguramente por lo primero no se ha atrevido con el bellísimo Cuba dentro de un piano (que reclama a gritos su presencia en un disco como éste), y por lo segundo con Polo (yo habría puesto la Canzonetta Spagnola de Rossini, pero estaríamos en las mismas...). El único sitio donde está verdaderamente mal en el disco es en el Vocalise de Ravel, impreciso, e incluso dudoso de afinación (en las notas picadas sobre todo).

El tercer gran problema es que no tiene un buen grave de pecho (ese sonido abierto y áfono al comienzo de la Canción del amor dolido no es un grave), necesario en este repertorio. En sentido contrario, tiene una intachable homogeneidad en toda la tesitura, pero eso le impide dar el contraste que necesitan las canciones de Falla.

A cambio, una constante regulación del aliento y una canción gitana de Lehar antológica, lo mejor del disco sin duda (y de lo mejor que le he oído nunca). Muy divertido el I'm easily assimilated, que me encanta que lo hayan metido. En la Carmen muy bien, pero eso no es novedad.

Donde realmente tenía curiosidad por escucharla me ha decepcionado un poco. Pero soy tan exigente porque ella es la mejor y con ella se puede. Un disco que dejará insatisfechos a los aficionados al repertorio español (y a los amantes de sus dos mejores intérpretes, Conchita Supervía y Teresa Berganza), pero que puede que genere curiosidad y afición en públicos menos acostumbrados.

fdo. Siddharta

Entrevista en Radio La Muela

La pasada semana entrevistaron a nuestro Presidente, Alejandro Martínez, en Radio La Muela. Aquí tenéis la entrevista que le hicieron, por si os interesa escucharla:

jueves, 11 de noviembre de 2010

Ciclo de Conferencias "Ópera y Poder": Valoraciones y Audio de la Cuarta Conferencia.

De nuevo queremos agradecer vuestra presencia a todos los que nos acompañasteis en la cuarta conferencia del ciclo Ópera y poder. Como sucediera con las tres anteriores, quedamos de nuevo muy contentos con el resultado y con el éxito de asistencia.

Como en el caso de las anteriores conferencias, los que no pudisteis acudir el miércoles tenéis ahora disponible la conferencia de Juan Manuel Aragüés para escucharla cuando queráis:


Juan Manuel Aragüés (Universidad de Zaragoza): "La ópera de Shostakovich en el contexto del estalinismo".

Desde la Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta queremos agradecer a todos los asistentes su apoyo y su seguimiento durante estas semanas. Asimismo, queremos dar las gracias a los conferenciantes por su compromiso y por la calidad de sus intervenciones. También queremos reconocer la generosidad de Ibercaja y del Museo Camón Aznar, que nos proporcionaron los medios y el espacio necesarios para la realización de este ciclo de conferencias.

Estamos trabajando ya en la programación del próximo ciclo de conferencias. Cualquier sugerencia que tengáis al respecto, no dudéis en hacérnosla llegar.

Asimismo, esperamos muy pronto daros noticia del primer recital que estamos trabajando por programar desde la Asociación.

Para que nuestra Asociación siga creciendo es indispensable vuestro apoyo. Por eso os invitamos a ser socios fundadores contribuyendo con una cuota de inscripción de 30 €. En el futuro, cuando podamos programar una actividad más continuada y periódica, pensaremos en establecer una cuota de mantenimiento, trimestral, semestral o del tipo que sea.

Gracias una vez más por vuestro respaldo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Crónicas de funciones: The Turn of the Screw, Teatro Real, 6 de noviembre de 2010.

El lenguaje de Britten representa, sin duda, uno de los hallazgos estéticos más relevantes del pasado siglo XX. Tanto por su genio musical como por su sagacidad a la hora de escoger los argumentos, temas y textos en los que basar sus óperas puede decirse que el género experimentó con él, y nunca mejor dicho, una auténtica vuelta de tuerca. La experiencia estética que Britten nos propone se distingue nítidamente de la atesorada al cabo del siglo XIX y elabora de un modo personalísimo las vías abiertas por las vanguardias a comienzos del siglo XX. El lenguaje britteniano, en suma, es una tentación constante a pensar y a sentir lo vedado, a transgredir como espectadores aquellas fronteras que a menudo nos vedamos traspasar como sujetos. En el caso concreto de The Turn of the Screw, Britten capta como nadie el espíritu de la obra de James en la que hace pie su ópera. De tal modo que una representación de La vuelta de tuerca de Britten es una inmersión irreversible en un universo marcado por la ambigüedad, la insinuación, las dobles lecturas, las tensiones infinitas no resueltas, la complicidad con las dudas del espectador, la confusión entre lo onírico, lo paranoide y lo real. Se trata, en fin, de una obra maravillosa y absolutamente contemporánea, con la que es difícil quedar indiferente.

Las representaciones que están teniendo lugar en el Teatro Real de Madrid están, por fortuna, a la altura de la obra que se traen entre manos. En buena medida parte del éxito radica en la propuesta escénica de McVicar, que traduce a la perfección el espíritu de la obra de James y la elaboración posterior de Britten. Cuando uno imagina cómo podría ponerse en escena The Turn of the Screw, muy probablemente recree en su mente lo que McVicar pone ante nuestros ojos en esta producción. Maravillosa iluminación (A. Silverman), fabulosa dirección escénica (McVicar) y una escenografía y un vestuario (ambos de T. McCallin) que nos trasladan sin solución de continuidad a la Inglaterra victoriana y al universo fantasmagórico de la obra.

Pero no todas las virtudes están del lado de la propuesta escénica. Vocalmente puede decirse que fue una noche notable. La mejor voz fue sin duda la de John Mark Ainsley, en plena forma vocal, con un enorme compromiso escénico e intérprete, en conjunto, de un notabilísimo Peter Quint, amen de su magnífica intervención en el prólogo. Emma Bell, intérprete del rol de la Institutriz, tardó en calentar y ofreció un registro agudo algo agrio, levemente abierto y extrañamente estentóreo. En el segundo acto se encontró en mejor forma. Dramáticamente no ofreció grandes hallazgos, pero tampoco hizo nada objetable. Una correcta Institutriz, nada más. El comprometido rol de Miles se encomendó en este caso a Peter Shafran, un joven de unos diez años de edad, vocalmente no muy lucido, pero escénicamente impactante, por su maduro compromiso con la obra y con la propuesta escénica. Mejor en lo vocal se mostró, sin duda, Nazan Fikret, la joven encargada de dar vida al rol de Flora. Su voz ha madurado desde que hace ya diez años comenzara a cantar este papel, y está a medio camino entre la voz impúber de una niña de coro y el timbre impostado y vibrante de una soprano. Vocalmente interesante, pues, y dramáticamente tan comprometida como en el caso de Miles, aunque quizá algo mayor para dar plena impresión de ser una auténtica niña. Tanto Marie McLaughlin como Daniela Sindram, intérpretes, respectivamente, de los roles de Mrs. Grose y Miss Jessel estuvieron más que correctas, de nuevo con gran compromiso escénico y sin mácula alguna en lo vocal.

En el plano musical, la dirección de Josep Pons fue sensacional. Llena de detalles, inspirada pero contenida, en suma, una dirección llena de maestría y saber hacer.

En resumen, pues, una sensacional representación de La vuelta de tuerca la vista el pasado sábado en el Teatro Real de Madrid. Ojalá la presencia de Britten se siga mimando en próximas temporadas del Real con un gusto al menos semejante al de estas funciones.

fdo. Spinoza

sábado, 6 de noviembre de 2010

Ciclo de Conferencias "Ópera y Poder": Valoraciones y Audio de la Tercera Conferencia.

De nuevo queremos agradecer vuestra presencia a todos los que nos acompañasteis en la tercera conferencia del ciclo Ópera y poder. Como sucediera con las dos anteriores, quedamos de nuevo muy contentos con el resultado y con el éxito de asistencia.

La próxima conferencia tendrá lugar el miércoles 10 de noviembre y estará a cargo de Juan Manuel Aragüés (Universidad de Zaragoza), que nos hablará de "La ópera de Shostakovich en el contexto del estalinismo". ¡Os esperamos de nuevo!

Como hicimos con las dos conferencias anteriores, los que no pudisteis acudir el viernes tenéis ahora disponible la conferencia de José María Miranda para escucharla cuando queráis:


José María Miranda (Universidad de Santiago): "Ópera y religión en la ópera francesa"

Asimismo, aquí está el Power Point que utilizó el conferenciante en su exposición:

jueves, 4 de noviembre de 2010

Crónicas. S. Keenlyside en Londres

El 22 de octubre, a la vez que Jonas Kaufmann y Helmut Deustch daban su recital en Sevilla, Simon Keenlyside y Julius Drake hacían lo propio en Londres, en Temple Church. Iba con una mezcla de ilusión y prevención porque en algún recital que le había escuchado este verano Keenlyside parecía no pasar por su mejor momento, pero estuvo sencillamente magnífico.

El primer bloque de canciones fue el dedicado a Schubert (invirtieron el orden previsto en el programa), empezando y acabando con dos de mis canciones preferidas, An Sylvia e Im Walde. No sé cómo explicar la sensación que me produce Simon Keenlyside cantando Schubert; si los compositores fueran lenguas, Schubert sería su lengua materna. Es como si Schubert fuera su hogar. Y el mío.

¿Y qué se puede cantar después de Schubert? En este caso, Wolf, cuatro canciones con texto de Möricke. Con algunas excepciones, Wolf no es mi fuerte, y hasta el viernes pensaba que tampoco lo era de Keenlyside, pero cuando acabó la última canción, Lied vom Winde, el corazón se me había desbocado. Llena de matices y a la vez con una fuerza arrolladora... espléndido Wolf.

Tras la pausa llegaban los franceses. Primero Ravel y sus Histoires naturelles, nada fáciles de cantar, porque las letras están llenas de detalles, de ternura y de ironía; hay que ser muy expresivo y muy minucioso para que el público vea a los cinco animales, y os aseguro que ese día estuvieron todos allí. Qué grande ese pavo real atusandose la cola, esperando en vano a su prometida!

Fauré. Aquí apareció la dulzura, las voces acariciantes, el intimismo, una Spleen que sonó como un suspiro... Pero apareció también una exultante Notre amour que irradiaba felicidad...Qué preciosidad de interpretaciones, una tras otra!

Y el recital estaba acabando. Las propinas, tres canciones más de Schubert, entre ellas una monada de canción, L'incanto degli occhi, que Keenlyside dedicó a su mujer. Y nos fuímos felices y agradecidos por haber estado allí, no había más que ver las caras del público cuando salía.

No me olvido de Julius Drake; estuvo estupendo también. Se notaba que el programa estaba muy trabajado y bien ensayado, la acústica de las iglesias suele ser peculiar y en este caso estuvo perfectamente controlada.

Sólo un par de cosas más. La primera es una tontería; comentaba Simon en alguna entrevista que en los recitales salía muy nervioso al escenario y le costaba controlar el movimiento de sus manos. Pues sí, tal cual. No paró quieto durante prácticamente todo el Schubert, dejó el piano lleno de deditos. Y la segunda: habíamos comentado que no parecía sentirse cómodo del todo en las canciones más extrovertidas, que le faltaba un punto de soltura. No os imaginais lo diferente que es en directo, lo cómodo que se le ve, cómo se suelta. Su Wolf fue otro, un Wolf poderoso, incluso fue sorprendente el Notre amour que mencionaba antes. Será verdad que no le gustan los micrófonos.

Lo último, que me olvidaba de una cosita. Antes de empezar el último bloque, SK comentó que entre el público había personas venidas de nosedónde, de Viena and from Spain. ¿From Spain? Esos somos nosotros!

Y ya. Dentro de unos años, otra crónica.

fdo. Sílvia Pujalte

domingo, 31 de octubre de 2010

Ciclo de Conferencias "Ópera y Poder": Valoraciones y Audio de la Segunda Conferencia.

De nuevo queremos agradecer vuestra presencia a todos los que nos acompañasteis en la segunda conferencia del ciclo Ópera y poder. Como sucediera con la primera, quedamos de nuevo muy contentos con el resultado y con el éxito de asistencia.

La próxima conferencia tendrá lugar el viernes 5 de noviembre y estará a cargo de José María Miranda (Universidad de Santiago), que nos hablará de "Poder y religión en la ópera francesa". ¡Os esperamos de nuevo!

Como hicimos con la primera conferencia, los que no pudisteis acudir el viernes tenéis ahora disponible la conferencia de Javier García-Lomas para escucharla cuando queráis:


Javier García-Lomas (Universidad de Sevilla): "El rol del gobernante en la ópera alemana: de Mozart a Korngold"


sábado, 23 de octubre de 2010

Ciclo de Conferencias "Ópera y Poder": Valoraciones y Audio de la Primera Conferencia.

Gracias a todos los que nos acompañasteis en la primera conferencia del ciclo Ópera y poder. Quedamos muy contentos con el resultado y con el éxito de asistencia.

La próxima conferencia tendrá lugar el viernes 29 de octubre y estará a cargo de Javier García-Lomas, que nos hablará de "El rol del gobernante en la ópera alemana, de Mozart a Korngold". ¡Os esperamos de nuevo!


Hasta entonces, los que no pudisteis acudir el miércoles tenéis ahora disponible la conferencia para escucharla cuando queráis:


Alejandro Martínez (Univ. de Zaragoza): "Verdi y el poder político: el caso de Simon Boccanegra"

jueves, 21 de octubre de 2010

Crónicas de funciones: Sussanah de Floyd, ABAO, 6 de octubre.

Es la manera de ser de la gente

Por Javier del Olivo

Bilbao, 06/10/2010. Palacio Euskalduna. Carlisle Floyd. Susannah. Libreto del compositor basado en un texto bíblico (Susana y los Ancianos). Robert Falls, dirección de escena. Ignacio García, realización de la dirección de escena en Bilbao. Michael Yeargan, escenografía y vestuario. Bogumil Palewicz, iluminación. Latonia Moore, Susannah Polk. Stuart Skelton, Sam Polk. James Morris, Olin Blitch. Cosmin Ifrim, Little Bat McLean. Miguel Sola, Elder McLean. Vicenç Esteve, Elder Gleaton. José Ruiz, Elder Hayes. Richard Wiegold, Elder Ott. Silvia Beltrami, Mrs. McLean. Jessica Julin, Mrs. Gleaton. Julia Faulkner, Mrs. Hayes. Mette Ejsing, Mrs. Ott. Coro de Ópera de Bilbao. Boris Dujin, director del Coro.Orquesta Sinfónica de Euskadi. John Mauceri, dirección musical. 59 Temporada de la ABAO.

La frase que titula esta crónica (pronunciada por uno de los protagonistas) puede resumir la conclusión a la que se llega al finalizar la representación de Susannah, de Carlisle Floyd, que, dentro de su 59 temporada, presentó el pasado sábado la ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera). Floyd (libretista además de compositor) utiliza la leyenda bíblica de Susana y los Ancianos para crear un fresco que no solo refleja la situación creada en un pueblo del profundo sur americano por una falsa acusación a una joven, sino que va más allá y cuestiona a todo un sistema represivo como fue el macartismo, en pleno apogeo en la época de estreno de la ópera (1955). La indefensión del inocente, el falso puritanismo, la represión sexual, la teocracia dentro de la vida americana, la manera, en fin, de ser de la gente, son cuestionados por Floyd, que pone frente al público, servida en una música muy bella, una realidad dura y desgarradora. Una realidad que, de la misma manera, retrata Arthur Miller en los mismos años en su fabulosa obra Las brujas de Salem. En lo musical, la obra se inscribe en una corriente que, comenzando en los años cuarenta, tiene su apogeo en los cincuenta y sesenta del siglo XX. Es la llamada "ópera americana". Una serie de autores se proponen crear un género genuinamente norteamericano, que llegue a un público más amplio que la ópera tradicional y en el que se traten temas que le sean más cercanos, como ya hacían el cine, el teatro y la televisión. Son obras que, sin renunciar a la calidad, pretenden ser musicalmente de fácil asimilación y a la vez crear un repertorio netamente estadounidense. Para lograr estos objetivos, se alejan conscientemente de vanguardias y experimentaciones, y buscan melodías dentro de la tonalidad, con muchas raíces étnicas y folclóricas (en el caso de Susannah, de los Montes Apalaches), pero siempre asimilando toda la tradición operística anterior. Como muy bien explica Rachel Hutchins-Viroux en su excelente artículo sobre el tema en el programa general de la ABAO, autores como Giancarlo Menotti, Aaron Copland, Douglas Moore, Robert Wart, o el mismo Floyd forman parte de esta corriente. Susannah es una ópera que contiene todas las características anteriores, tanto en la vertiente musical como en la teatral. Desarrollando la historia que hemos comentado más arriba, Floyd crea una música atractiva, incluso pegadiza en algunos pasajes, con un dramatismo nos atreveríamos a decir que heredero del verismo. Acudiendo a tonadas tradicionales, crea un ambiente campesino que se refina al expresar el sentir de la protagonista, y que dibuja sus tintes más agrios en la música de los puritanos acusadores o del predicador.

Esta es, indudablemente, una ópera de soprano, y en el corto mundo de las grabaciones de la obra, han sido grandes divas como Renée Fleming o Cheryl Studer las que han asumido el papel. Sus dos arias permiten el lucimiento de una cantante con amplios recursos que van desde una consistente zona grave, pasando por un amplio centro, y exigiendo facilidad para el agudo. A Latonia Moore no le faltan estas características, y defendió el rol con gran profesionalidad, pero le faltó definir bien el personaje, dominarlo completamente, tanto vocal como teatralmente. Estuvo convincente pero no arrasó, que es lo que se pide con un papel con tantos momentos desgarradores. Su voz es bella, estuvo bien modulada, y llegó perfectamente y con soltura a los difíciles agudos que culminan sus arias, sobre todo la segunda. Aunque acusó algún desajuste, éste no empañó una actuación notable, favorecida por sus maneras netamente americanas. El veterano bajo-barítono James Morris asumió el papel de Olin Blitch, el predicador ambulante que llega al Valle de Nueva Esperanza, supuestamente para salvar almas, pero que no hace más que avivar los odios ya existentes. Cuando descubre, por sus abusos, la inocencia de Susannah, ya es demasiado tarde para salvarla. Morris ya no dispone de la potencia vocal de la que tenía fama, y su actuación fue bastante plana. Vocalmente se lució más en la escena del templo, donde su declamación (como se exige) fue perfecta. Menos expresivo en el resto de su intervención, se mostró flojo en la seducción de Susannah, demostrando que la media voz no es lo suyo. Mucho mejor estuvo en el aria defendiendo a la protagonista ante el grupo de ancianos, donde pudo lucir sus dotes más baritonales con un canto redondo y bien ensamblado. Muy grata sorpresa, y me atrevería a decir que el triunfador de la noche, fue el tenor australiano Stuart Skelton, que asumía el papel de Sam Polk, el borrachín pero tierno hermano de Susannah. Desde su primera intervención, el público, que lo premió con cálidos aplausos al final de la representación, se dio cuenta de que estaba ante un cantante con unos recursos extraordinarios. Dotado de una voz potente, perfectamente proyectada, que sabe modular según exija la partitura, Skelton propició los momentos más emocionantes de la noche en sus dúos con Moore. En lo actoral, optó por no caer en el lado más pusilánime del personaje y lo dotó de un valor del que, a priori, en el libreto carece. Se comentaba al final el futuro prometedor que le espera, si sigue así, y el placer que siente el aficionado al oír en el teatro, a un buen tenor, algo de lo que andamos escasos en estos tiempos.

Entre los papeles ya más secundarios, destacar el Little Bat Maclean de Cosmin Ifrim. Con una voz de timbre muy bello e importante potencia, esperamos oírlo pronto en papeles de mayor calado. Muy bien también Sivia Beltrami como la malvada Mrs. Maclean que prende la mecha de todo el drama con sus dudas y envidias hacia Susannah. Supo dotar a su voz, a la que acompaña la música más vanguardista de la partitura, de esa aspereza y acritud que el papel requiere. Interesante Jessica Julin como Mrs. Gleaton, y cumplidoras Julia Faulkner como Mrs. Hayes y Mette Ejsing como Mrs. Ott. Más flojo pero correcto Miguel Sola como Elder Mclean y Vicenç Esteve y José Ruiz como Gleaton y Hayes. A destacar la calidad del bajo Richard Wiegold como Ott. Buena intervención del Coro de Ópera de Bilbao, que dirige Boris Dujin, sobre todo en la escena del servicio religioso. El norteamericano John Mauceri, director musical, supo destacar de la partitura sus características más teatrales: las bellas melodías, el folclorismo y el intenso dramatismo. Pero pecó, en algunos pasajes, de excesiva lentitud, sobre todo en la primera parte, y de permitir ocasionalmente un excesivo volumen orquestal que tapó a las voces. Disciplinada, compacta y con buenos resultados se mostró la Orquesta Sinfónica de Euskadi, en un repertorio que le es más ajeno.

© 2010 by E. Moreno Esquibel/ABAO

* Crónica publicada en Mundoclasico y cedida por su autor para nuestro blog:

http://www.mundoclasico.com/2009/documentos/doc-ver.aspx?id=18c15a9a-6c66-4d06-aee8-c42e4a4bbf77

miércoles, 13 de octubre de 2010

Ciclo de Conferencias "Ópera y poder"

Nos alegra anunciaros el ciclo de conferencias sobre "Ópera y poder" que hemos organizado desde la Asociación. Serán cuatro conferencias, que tendrán lugar a las 19 horas en el Museo Camón Aznar de Zaragoza.

Estas son las conferencias:

20 de octubre (miércoles) - Alejandro Martínez (Universidad de Zaragoza) - Verdi y el poder político: el caso de Simon Boccanegra

29 de octubre (viernes) - Javier García-Lomas (Universidad de Sevilla) - El rol del gobernante en la ópera alemana, de Mozart a Korngold

5 de noviembre (viernes) - José María Miranda (Universidad de Santiago) - Poder y religión en la ópera francesa

10 de noviembre (miércoles) - Juan Manuel Aragüés (Universidad de Zaragoza) - La ópera de Shostakovich en el contexto del estalinismo


En el cartel adjunto encontraréis más detalles sobre las fechas y el contenido de las conferencias.

lunes, 11 de octubre de 2010

Adiós a Joan Sutherland

Es hoy un día triste para los amantes de la lírica: ha muerto Joan Sutherland. Nos deja una de las sopranos más valiosas del pasado siglo XX. Desde nuestra Asociación queremos darle gracias por todo lo que nos ha legado.

Gracias por tanto arte y por tan valioso testimonio lírico.

Descanse en paz

jueves, 7 de octubre de 2010

Crónicas de funciones: Mahagonny, Teatro Real, 5 de octubre de 2010

Mortier quería que Mahagonny fuera la bandera triunfante de su llegada y, vista la función del martes pasado, la cosa se ha quedado en un brillante pero modesto banderín (como el que funda la Mahagonny furera).

Pablo Heras logró sacar chispas incluso de donde no las había. Bestial dirección musical de alguien que espero volver a ver muchas veces en el Teatro Real. Una lectura irónica, que dialogaba con el texto y la escena, que llevaba perfectamente los ritmos y las intensidades y que sacó de la funcionaria orquesta titular un sonido ácido y expresivo. Increíble cómo una plantilla reducida para la ocasión consiguió marcar el crescendo de la escena final, logrando en cada repetición del tema una intensidad nueva. Sin duda lo mejor de la noche, que demuestra que cuando se trabaja bien, esta orquesta responde (como el coro Intermezzo, que estuvo sorprendentemente muy bien).

Entre los cantantes, perjudicados por un espacio escénico inclementemente abierto, hubo de todo. Jane Henschel hizo una Begwick muy divertida, de medios sobrados, acostumbrada como está a interpretar magistralmente papeles de carácter (Clytemnestra, por ejemplo). Willard White tiene una voz robusta, ancha, pero gastada y no demasiado expresiva, con la que sin embargo sacó adelante el papel. Michael König, con un instrumento varonil pero pobre, y un agudo poco presentable, muy muy atrás, logró sin embargo crear un personaje, con una acentuación aceradísima, afilada, que logró dibujar la anti-heoricidad de Jim. Fue sin duda el cantante con el que más conecté, junto con el divertidísimo O'Brien de John Easterlin. MeashaBrueggergosman hundió su paupérrima voz en el inmenso espacio que planteó la Fura y apenas logró sonar. Una lástima, porque lo que llegaba era interesante (para este papel): un extraordinario fraseo, unas intenciones arrolladoras, mucho carácter y una técnica jazzística perfecta para la ocasión. Creo que le va a costar encontrar papeles protagonistas de ópera con los que hacer carrera. Más allá de los matices, sin embargo, ninguno de los cantantes logró sonar con la comodidad suficiente para jugar con el estilo de Weill, a pesar del mimo con el que los acompañaba Pablo Heras. Si se quiere representar una obra de estas características en un teatro medio-grande no debe haber ningún pudor en amplificar.

La Fura diseñó una puesta adicta al estilo y el mensaje de Brecht-Weill. Supieron adaptar y subrayar hasta el máximo el maniqueísmo, la crítica ácida, los trazos gruesos en la caracterización de los personajes y lo arquetípico de las situaciones del libreto y la partitura. En ese sentido, se puede hablar de excelente lectura. El problema es que no es el lenguaje que a mí me va. Al final es una dirección dinámica en lo visual pero estática en el contenido, y que sacrifica demasiado los medios para llegar al fin, que es transmitir el mensaje e incomodar a quien quiera incomodarse (¡el golf!). Una puesta que es como un discurso político en campaña electoral: simplifica, convence, afilia, pero no juega. A pesar de todo, tiene escenas de escalofrío. Me quedo con dos: la grande bouffe del comienzo del II Acto y la escena del juicio circense, justo martillazo a la justicia. La escenografía de Flores sí es una pasada, con imágenes fijas bellísimas (a pesar de que, como dice bayista, parece que el proyecto inicial ha cambiado), y con un juego escénico inteligente con los objetos (las mesas que sirven de fortaleza y de pira...). En resumen, no es mi lenguaje, no es mi estilo, pero reconozco talento, compromiso y un trabajazo de ensayos (la puesta funcionaba como un reloj).

Pero en definitiva creo que la función no terminó de volar por la propia obra. Divertida, corrosiva y necesaria, pero también maniquea, simplista y poco matizada. Ni me va un texto lleno de arquetipos y lugares comunes (tan potentes como evidentes), ni una música cuya inspiración, salvo momentos contados (son pocos pero excelentes), vuela a ras del suelo.

Creo que como lanza inicial, el Onegin de Tcherniakov era mucho más ambicioso y convincente que este Mahagonny. A pesar de ello, empatizo con las intenciones y las líneas que se han marcado en estos comienzos de consulado.

fdo. Siddharta

martes, 21 de septiembre de 2010

Crónicas de funciones: Don Carlo, ABAO, 18 de septiembre de 2010.

La actual temporada de la ABAO dio comienzo el pasado sábado 18 con una función de Don Carlo. La representación fue, en líneas generales, muy correcta. Pero quizá eso sea lo peor que puede decirse una representación operística. El problema fundamental, lejos de lo que cabía esperar, no estuvo en el apartado vocal, sino en la flojísima (yo diría que inexistente) dirección escénica y en la morosa y torpe dirección musical, que erró los tempi, uno tras otro. Si ambos apartados hubieran estado al mismo nivel que el rendimiento general de los cantantes, hubiera sido un gran Don Carlo. Sin embargo, quedó en un correcto y notable Don Carlo. Disfrutable, pero no sensacional.

Vocalmente destacó Scandiuzzi, al que escuché muy mermado y flojo en Zurich hace dos años como Fiesco, deslumbró con un Felipe italianísimo, con un timbre de bajo cantante auténtico, sin problemas de tesitura, sin apenas tiranteces. En fin, que aluciné viendo a un Felipe II tan bueno tal y como está el panorama actual de bajos verdianos. Me lo esperaba justísimo y tirante y estuvo convincente y cómodo. Su manejo del texto, sus acentos y su fraseo, dignos de un grande. Como ya se ha dicho, en la mejor tradición de los grandes Felipes del pasado siglo (Siepi y Ghiaurov). Bravo.

Stoyanov posee una voz de barítono con un centro noble, auténtico, rotundo, y con los extremos algo más limitados, tirantes e irregulares. Su posa fue de una pieza, y no cabía pedirle medias voces y grandes dinámicas en el fraseo, pero resultó noble, no se precipitó en inflexiones veristoides y regaló un "Per me giunto" admirable. Tal y como está el panorama de barítonos verdianos, firmó un más que decente Posa.

Aronica hizo un Don Carlo arrebatado, pero no del todo arrebatador. Su voz es la de un tenor italiano auténtico, bien dotada por arriba y por el centro, pero con limitaciones técnicas evidentes en el pasaje. Cuando éste se resuelve, el agudo suena pleno, liberado y squillante. Pero las transiciones por el pasaje derivan en notas calantes, titubeos hacia el gallo, etc. En esas condiciones, es imposible cantar a media voz. Así que su Don Carlo fue italianísimo y ardoroso, sin duda un joven pasional, pero con limitaciones a la hora de recrearse en la partitura. Creo que esas limitaciones técnicas le llevaban a sentirse algo inseguro como para dejarse ir y disfrutar con el fraseo. En todo caso, para lo mal que me esperaba que sonase, creo que salvó el rol con algo más que correción. Por cierto, visto en directo, el rol de Don Carlo parece mucho más comprometido de lo que se antoja en disco. Y la ausencia de Don Carlo hasta el último acto es una genialidad verdiana que daría mucho para comentar.

Cornetti firmo una Éboli para quitarse el sombrero. Una voz de mezzo italianísima, auténtica, redonda, con agudos squillantes, con graves coloreados con registro de pecho, con un fraseo teatral, y con una coloratura más que aseada. Me pareció una mezzo verdiana como la copa de un pino, francamente. Deseando estoy de poderle escuchar una Azucena. Magnífica tanto en la canción del velo como en el "O don fatale". Y se salió (y se comió a Aronica y a Stoyanov) en el terceto del jardín. Fabulosa Éboli.

Raspagliosi. Sin duda la más floja de la noche. Una voz de lírica sin apenas temperamento. Un agudo sin pegada, un fraseo anodino, una sensación general de pan sin sal y mosquita muerta que nada tiene que ver con el mar de dudas y pasiones que atormentan a Elisabetta. Ni vocal ni dramaticamente estuvo a la altura. No es que sea una mala cantante, pero es si acaso una buena candidata para Adina, no para un rol dramático verdiano como Elisabetta. En fin, que el papel le quedó grande de forma evidente.

El Gran Inquisidor de Luiz-Ottavio Faria fue magnífico. Fue un gusto lo bien que él y Scandiuzzi sirvieron el encuentro entre Felipe y el Inquisidor. Momentazo.

Giancarlo del Monaco. Su dirección escénica fue flojísima. Digna de festival fin de curso. Los gritos que se escuchaban en los entreactos a telón bajado y que yo supuse suyos, no me parecieron muy correctos, por decirlo de algún modo. La propuesta escénica es bastante anodina. Sólo un par de guiños interesantes al libreto (Éboli paseando por la estancia de Felipe segundo antes de su monólogo, dejando entrever su posible relación), a cambio de un sinfín de sinsentidos (el vestuario del Inquisidor en su primera aparición, la muerte de Don Carlo al final...). Ven, cuando comentábamos los límites para intervenir sobre el libreto, tengo muy claro que la intervención que se planteaba en el Onegin de Madrid tiene sentido, porque generaba significado, mientras que la propuesta ayer por Del Monaco es innecesaria, porque no genera nada salvo estupefacción ante el sinsentido.

La escenografía de Centolavigna insiste en la manía de generar propuestas modulares, al modo de lo que vimos en el Boccanegra del Real, con una serie de elementos fijos en torno a los cuales se van generando los espacios propios de cada escena. Será muy barato, a lo mejor, o lo considerarán algunos muy ingenioso y simbólico, pero me parece que tener la sensación de estar siempre ante la misma escenografía, como si toda la ópera se desarrollase en la misma sala/jardin/plaza/despacho/prisión, no es un gran hallazgo, sino una pobreza notable por parte de la escenografía propuesta. Así pues, mejorable con creces.

Frizza, como ya he dicho, no aportó gran cosa, acelerando cuando los cantantes reclamaban aliento y la música verdiana necesitaba deleite, y sonando plomizo cuando el nervio verdiano pedía ritmo y garra. Equivocó los tempi y eso lastró el desarrollo del drama en varios momentos. Pero bueno, la orquesta sigue siendo dignísima, y no hubo demasiados desajustes molestos (alguno sí, eh, entrada a destiempo incluida de un clarinete, etc.)