sábado, 23 de abril de 2011

Crónicas de funciones: Pelléas et Mélisande, Barbican, Londres, 19/04/11

El Barbican de Londres y el Teatro de los Campos Elíseos de París reunieron en tres conciertos a la Orquesta de París y a un reparto de ensueño para representar Pelléas et Mélisande en versión concierto. Esta crónica corresponde a la única de esas tres representaciones que tuvo lugar en Londres, el pasado martes, en el Barbican.

Comienzo por lo más admirable de la noche: la lectura de la partitura por L. Langrée y la prestación de la Orquesta de París. Simplemente referencial. Una delicia de principio a fin. Matices mil, tiempos cuidadísimos. Junto al compromiso dramático del reparto, batuta y orquesta consiguieron que la ausencia de puesta en escena no se echase de menos en ningún momento. Una delicia, insisto.

El rol titular recaía en manos de Simon Keenlyside. Y hay que decir que el rol le va ciertamente bien. Vocalmente no es un papel demasiado largo, así que las esforzadas subidas al agudo las pudo acometer sin fatiga, recreándose además con abundantes medias voces y con un fraseo delicadísimo. Su dicción francesa es impecable y el contraste tímbrico con el Golaud de Naouri resultó ejemplar. Un Pelléas irreprochable, en resumen.


Natalie Dessay dejó en casa todo histrionismo, toda posibilidad de exceso, y ofreció una Mélisande delicadísima, frágil, sutil, casi etérea. El timbre ha ganado consistencia en el centro, ofreciendo ahora más cuerpo y lirismo y por tanto un fraseo más acariciador y menos gutural que en los tiempos en que su voz deslumbraba sobre todo en las alturas. Dramáticamente, ya digo, un ejemplo de contención y delicadeza. Estupenda.


L. Naouri quizá diría que fue el mejor cantante de la noche. Vocalmente pletórico, recrea un Golaud admirable, con una evolución psicológica impresionante, con un nivel de matización vocal apabullante y con una intensidad dramática digna de admiración. Una auténtica maravilla, en conjunto. Es una suerte su presencia con este rol en las futuras representaciones de Pelléas en el Teatro Real y en el Liceo.


Impecabe la Geneviève de Lemieux. Una voz que está en su mejor momento y que conviene seguir de cerca.

El Arkel de A. Vernhes también sorprendió para bien. Es Vernhes un cantante ya mayor, quizá en retirada incluso, y ciertamente no demasiado conocido, pero supo cumplir con una partitura exigente, con largos declamados, con una orquestación un tanto pesada en su caso, y compuso así un Arkel humanísimo y vocalmente gastado, sí, pero nunca incapaz de cumplir con la partitura. Muy decente, pues.

Por último, correctísimos K. Gadelia como Yniold y N. Di Pierro como el Doctor. Y en conjunto, pues, una representación en concierto de Pelléas y Mélisande muy próxima a la perfección. A día de hoy cuesta imaginar un reparto más apropiado y una lectura orquestal más idiomática. Fue una delicia de velada. Y Pelléas es una ópera enorme, enorme...

Ah, anécdota del día: a la hora de los saludos, llegaron los dos habituales acomodadores con sendos ramos de flores para Dessay y Lemieux, y entonces Naouri se adelantó a uno de ellos y le arrebató el que era para su mujer, Natalie. Se arrodilló ante ésta, se lo entregó con teatralidad y toda la orquesta en pie entonó un inesperado "cumpleños feliz". Natalie como loca, dando saltitos. Genial, simplemente genial el momentazo.

fdo. Spinoza

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